miércoles, 28 de septiembre de 2011

OSIRIS DE LEON, RENUNCIA DEL PARTIDO REFORMISTA SOCIAL CRISTIANO.


A TODO EL PAIS.

Durante los últimos 15 años el país ha experimentado un acelerado deterioro de la calidad de vida de los dominicanos más necesitados, un preocupante incremento de la delincuencia que hoy día no tiene fronteras sectoriales, y una evidente multiplicación de la corrupción administrativa, la cual ya no se disimula, sino que se exhibe con lujosas viviendas palaciegas propiedad de funcionarios que antes de llegar al gobierno eran ciudadanos de recursos económicos muy modestos.

Los Partidos Políticos tradicionales siempre han ofertado soluciones para cada uno de los graves males que obstaculizan el desarrollo de la sociedad dominicana, sin embargo, y no obstante la alternabilidad de esos Partidos en el Gobierno, cada día hay más pobreza, cada día hay más corrupción y cada día hay más delincuencia, al extremo que estas tres variables ya no están bajo el control del actual gobierno, ni se ven propuestas creíbles que indiquen que esos graves problemas han de ser resueltos en un próximo gobierno, lo que confirma que el actual modelo político dominicano definitivamente ha fracasado, y hay que admitirlo.
El despilfarro en el gasto gubernamental es tan elevado que el Indice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, correspondiente al período 2011-12, publicado el miércoles 7 de septiembre de 2011, nos coloca en el lugar 142, el último entre todos los países evaluados, y esa misma evaluación nos coloca en el lugar 141 en cuanto al favoritismo de los funcionarios del gobierno, y nos coloca en el lugar 140 en referencia al desvío de los fondos públicos, y no obstante esa gran vergüenza mundial, evidencia de severa corrupción administrativa, nuestros gobernantes nos dicen que esa es una falsa percepción de la prensa y de la población.
La delincuencia cada día toca los sectores de clase alta, clase media y clase baja, toca las puertas de los bancos, las puertas de los supermercados, las puertas de las tiendas y estaciones de expendio de combustibles, y toca las avenidas, las calles y los callejones, con el agravante de que en muchos de los asaltos hay militares involucrados, lo que indica que quienes deben imponer la Ley y cuidar a los ciudadanos, se han convertido en infractores de la Ley y en peligrosas amenazas para los ciudadanos, y ya nadie cree en nadie que esté uniformado y armado.

La pobreza extrema se ha extendido por los cuatro puntos cardinales de la Rep. Dominicana, y la falta de oportunidades laborales ha llevado a miles y miles de jóvenes, muchos de ellos sin escolaridad, a incorporarse a bandas delictivas que buscan obtener dinero asaltando, robando, estafando y matando. Ya no hay respeto por la vida, ni por la edad.

Vivimos en un país sacudido en sus cimientos por un terremoto de corrupción, delincuencia y pobreza extrema, terremoto que está haciendo colapsar la institucionalidad, la gobernabilidad y la esperanza de prosperidad, y ante esas sacudidas el gobierno se mantiene total y absolutamente indiferente y no hay oposición política de uno ni de otro lado.

El  Partido   Reformista  Social  Cristiano, Partido en el que hemos militado durante cuatro décadas, cada día está más comprometido con las decisiones y acciones del actual gobierno, y cada día está más alejado del pueblo dominicano y de las preocupaciones del pueblo, lo que nos ha llevado a formalizar nuestra renuncia escrita a las filas de un Partido que pudo ser una esperanza de solución a los actuales problemas de la nación, pero su alta dirigencia, privilegiada con altos puestos en la administración pública, ha entendido que se debe más a sus cargos en el Gobierno que a su compromiso original de luchar por una sociedad sin Injusticias y sin Privilegios.

Comunicamos al país que a partir de este momento transitaremos nuevos caminos que nos lleven a participar en los procesos electorales dominicanos, siempre de la mano del pueblo, siempre de la mano de los más necesitados, siempre de la mano de quienes confían en un futuro mejor, y siempre predicando que entre todos los buenos dominicanos podemos destruir los cimientos de la terrible corrupción administrativa que cada día nos empobrece y nos atrasa como ciudadanos y como nación.

Todos los dominicanos hemos sido responsables, de una u otra forma, del fracaso de los modelos de gobierno que han sido aplicados en los últimos años, todos somos culpables de tener una sociedad peor a la sociedad en que nacimos, y todos los buenos dominicanos estamos en el deber de construir un nuevo camino, sin distinción de clase social y sin distinción de Partido, ya que hoy día, más de tres millones de dominicanos no tienen Candidato, ni tienen Partido, porque se han sentido engañados por una práctica política clientelista, demagógica y oportunista, donde el Gobierno predica en el extranjero lo que no ha sido capaz de resolver en su propia casa.

Esta decisión representa un reto para nosotros, y al mismo tiempo un reto para toda la nación, porque vivimos en un país donde diariamente todos nos quejamos, pero muy pocos nos levantamos a exigir con vehemencia que sea frenada la delincuencia, que se erradique la corrupción y que los recursos públicos sean invertidos en programas que reduzcan la pobreza y garanticen el desarrollo de la nación.

Hoy día casi no hay agua potable, sólo 34 de cada 100 hogares tienen agua dentro de la casa, y no es potable, y la contaminacion de los ríos es tan alta que cada día las esperanzas de los pobres de tener agua potable en sus hogares son menores, y los políticos no se atreven a hablar de ese tema por no tener soluciones.

Tampoco hay alcantarillados sanitarios, y cada día nos bañamos y nos cepillamos con las mismas aguas cloacales que descargamos desde nuestros baños hacia las aguas subterráneas, y como la mayoría de nosotros recibe agua de pozos que extraen las aguas subterráneas que han sido previamente contaminadas con las aguas servidas que descargamos desde nuestros inodoros, terminamos siendo una sociedad sin la debida higiene sanitaria, y los gobiernos y la oposición son indiferentes ante este drama.

R. Osiris de León/ 27 septiembre, 2011.